El
sastrecillo valiente.
El poder del pensamiento positivo
(Si quieres información sobre talleres de escritura creativa sobre los cuentos de hadas, puedes entrar en esta página: http://www.talleresdeescrituracreativa.es
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Este cuento es la historia de un humilde
sastre que un día mata a siete moscas de un solo golpe. En su
cinturón borda estas letras: «Siete de un golpe». A partir de ahí
su sastrería se le queda pequeña. El cinturón le produce el mismo
efecto que un amuleto y su bravura crece tanto que llega a
enfrentarse a gigantes, bestias y a casarse con la hija del rey. El
poder de la autosugestión y del pensamiento positivo le empuja a
empresas peligrosas que le convertirán en rey.
Resumen de la versión
de Jacob Ludwig Carl y Wilhelm Carl
El Sastrecillo es un personaje vital y
alegre. Mientras cose con alegría, le compra un poco de manteca a
una mujer (en algunas versiones es mermelada). «Dios bendiga esta
manteca porque me va a dar muy buenas fuerzas», se dice. Un enjambre
de moscas, cada vez más numeroso, intenta posarse sobre la manteca y
él coge un trapo y mata a siete. A partir de ahí empieza a nutrirse
con pensamientos positivos. « ¡Qué gran tipo eres!», se dice a sí
mismo, «Es necesario que todo el mundo lo sepa». Y en su cinturón
borda esta frase: «Siete de un golpe».
Se marcha en
busca de aventuras. Coge un trozo de queso y un pájaro. Ni el mismo
sabe para qué los utilizará.
Sube una montaña y encuentra un gigante.
Le invita a unirse a sus aventuras y el gigante le trata con
desprecio, pero al leer la frase siente por él cierto respeto. aún
así le pone varias pruebas que el Sastrecillo resuelve no con
fuerza, sino con ingenio e inteligencia.
Acaba durmiendo con los gigantes. En ese
sentido, tiene demasiada confianza en sí mismo ya que baja la
guardia. El gigante intenta matarlo por la noche y le lanza una barra
de hierro, pero el Sastrecillo se había colocado en un rincón del
lecho porque era demasiado grande para él. La barra de hierro no le
alcanza, ha tenido buena suerte.
Cuando por la mañana se despierta y se
acerca a los gigantes, estos piensan que debería estar muerto. Se
asustan y salen huyendo. Cuesta entender la imagen de los gigantes
asustándose de un pequeño Sastrecillo.
Luego acaba durmiendo la siesta en un
jardín real. Unos cortesanos leen el mensaje del cinturón y avisan
al rey; en caso de guerra ese individuo puede serles muy útil. El
rey le pide que se quede con ellos y él responde que ha llegado ahí
para servir al rey.
Es recibido en la corte como un gran
guerrero, y entonces surgen las envidias, las competencias y las
intrigas. Los soldados no quieren tener a su lado a un guerrero que
ha matado a siete personas de un golpe. Si tienen un enfrentamiento
con él, saldrán perdiendo. O se va el sastrecillo o se van ellos. Y
el rey tiene que tomar una decisión. Decide desembarazarse de él,
pero tiene que miedo de un hombre tan fuerte, lo puede matar y luego
ocupar el trono.
Le envía a matar a dos terribles gigantes
muy peligrosos que roban y matan. Si el sastrecillo consigue
matarlos, le concederá la mitad de su reino y la mano de su hija.
Otra vez surge el optimismo: la mitad de un reino y una bella
princesa no es una proposición que se le haga a uno todos los días.
Le acompañan cien soldados, pero él les
pide que se queden en el límite del bosque, quizá porque no quiere
que conozcan su técnica. El Sastrecillo no matará a los gigantes
con su fuerza sino con su ingenio y astucia. Pero parece ser que los
demás valoran más la fuerza, y tampoco a él le interesa deshacer
ese equívoco.
Vence no por lo físico, sino por lo
mental.
El Sastrecillo se sube a un árbol y hace
que los gigantes se peleen entre sí y se maten. Los gigantes acaban
arrancando árboles para tirárselos uno al otro y al final se matan
entre ellos. El Sastrecillo sabe reconocer su suerte, una cualidad
que le caracteriza: «Por suerte no arrancaron el árbol en el que yo
estaba subido», se dice. Una
vez ya muertos, les clava la espada, les hace varios tajos en el
pecho y llama a los caballeros. El Sastrecillo ha utilizado su truco.
No los ha matado él mismo, pero les ha clavado la espada al final y
deja que los caballeros interpreten los hechos. Les dice que ha sido
un trabajo muy duro y que han acabado arrojándose árboles. No
miente, solo omite detalles que permitirían a los otros descubrir la
verdad.
Cuando vuelve a la corte y pide la mano de
la princesa, el rey ya está arrepentido. En ningún momento lo creía
capaz de matar a los dos gigantes. Le pone otras pruebas: antes de
entregarle a su hija tendrá que capturar a un unicornio salvaje que
causa estragos en el bosque.
Pero el que puede con siete de un golpe,
se dice el Sastrecillo, no teme a un unicornio. Él mismo se ha
creído su propia historia. Pide un hacha y una soga. Con astucia
consigue atrapar al unicornio y cortarle el alicornio.
Lo lleva ante el rey y este le
pone una tercera prueba: cazar a un jabalí muy peligroso, los
cazadores le ayudarán.
Cuando va a entrar en el bosque, el
Sastrecillo les dice a los cazadores que se vayan. Estos lo hacen muy
contentos. Otra vez el Sastrecillo se niega a desvelar sus métodos.
No quiere que se sepa que consigue los méritos con la inteligencia,
no con la fuerza.
Consigue encerrar al jabalí en una
ermita. Vuelve a la corte y se celebran unas espléndidas bodas, pero
sin mucha alegría.
Un día que hablaba solo durante el sueño,
su mujer, la reina, se entera de que es de origen humilde, un sastre.
Si el rey
hubiera sabido su origen, hubiera tenido aún más resistencia a
tenerlo como yerno. La reina se
queja a su padre y este envía a unos soldados para que intenten
matar al Sastrecillo por la noche. Pero
cuando una persona tiene una buena disposición y buena voluntad, la
suerte siempre le sonríe, y un hombre leal, su escudero, le avisa de
la traición. El Sastrecillo
finge dormir y hablar en sueños, diciendo en voz alta que había
matado a siete de un golpe, a unos gigantes a un unicornio y al
jabalí. Los soldados huyen asustados y él puede seguir siendo rey.
Simbolismo
Un simple cinturón con unas letras
bordadas le hizo casarse con la princesa y ganar la mitad de un
reino. Al final, la leyenda que ha bordado en su cinturón que ha
hecho creer a todo el mundo que es un gran guerrero, lo ha convertido
en un gran hombre. Como dijo Marguerite Yourcenar en Memorias
de Adriano: Toda
máscara acaba siendo un rostro.
Las palabras
bordadas son una auténtica autopromoción. Sigue la técnica del
gato con botas que hace creer a todo el mundo que existe un Conde o
Marqués de Carabás, pero el gato miente y el Sastrecillo solo dice
Siete
de un golpe.
Ha matado siete moscas, pero a partir de
aquí se identifica con la frase. No importa el tamaño de los
enemigos muertos sino la cantidad. El hecho no tiene un gran mérito
ni le ha exigido una gran valentía, pero lo que importa es la
iniciativa y la energía que le produce esta acción. Y el taller y
su vida rutinaria se le quedan pequeños. Se olvida de su manteca y
de su taller y sale a recorrer aventuras.
Este acto no solo le
hace cambiar interiormente. Los demás, al leer su frase, también
cambian su actitud y su opinión sobre él y lo ven de otra forma;
piensan que ha hecho una gran hazaña y que ha matado a siete
guerreros de un golpe.
El resto del mundo
piensa que él es muy fuerte, pero en realidad no ha demostrado ser
fuerte, no ha luchado cuerpo a cuerpo con nadie. La gente no coteja
la información que da el Sastrecillo.
La parte negativa de
la gente en este cuento es la envidia. No quieren a nadie superior a
su lado. Los méritos del Sastrecillo hacen que los demás soldados
sean conscientes de sus límites. Pero en vez de intentar mejorar
ellos, lo que hacen es quejarse a la autoridad del momento, del viejo
orden que es el rey. No quieren que haya un hombre tan fuerte y tan
valiente junto a ellos.
El oráculo de los cuentos de hadas, Patricia Sánchez-Cutillas
http://www.talleresdeescrituracreativa.es
patricia@talleresdeescrituracreativa.es
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