¿Ves a esa chica inmersa en libros? ¿O esa otra a la que le interesan más sus estudios que los chicos? Pues ahí está Atenea: en cualquier mujer que tenga una mente brillante, que disfrute con el conocimiento y que no soporte la injusticia. Las ateneas son hijas del padre. Son mujeres en las que, inconscientemente, ha influido más su padre, y ambos se tratarán como compañeros más que como padre e hija.
Son
niñas a las que podemos ver ayudando a limpiar el coche de su papá
los fines de semana, o con un destornillador en la mano: tareas que
tradicionalmente se han considerado exclusivamente masculinas. ¿Os
acordáis de Jo, en Mujercitas?
Le gustaba saltar, escribir, odiaba comportarse como una señorita y
se fue sola a Nueva York a ganarse la vida: algo que solo podían
hacer los hombres en esa época.
Misógina
o no, su feminidad está más intrincada que en otras diosas. Es
virgen y esto significa que una mujer Atenea sabe mantener su
independencia emocional en una relación de pareja. Eso es muy
positivo. Lo negativo es que puede volcarse demasiado en su trabajo o
en grandes proyectos y descuidar sus relaciones. Puede ser una mujer
muy atractiva, pero cuando atrae a un hombre no sabe qué hacer con
él.
Extraído de Mitología para curiosos, de Patricia Sánchez-Cutillas