viernes, 11 de septiembre de 2015

RESCATANDO A EDITORES PELIGROSOS: Moses Harman, editor feminista


Moses Harman fue gran escritor peligroso y precursor del anarcofeminismo. Desde su periódico Lucifer y defendió los derechos de las mujeres.
 Aquí tenéis unas líneas escritas por Moses Harman donde cuenta el objetivo de su periódico:
[...] ayudar a la mujer a romper las cadenas que por eras la han limitado al estante de la ley artificial, espiritual, económica, industrial, social y especialmente sexual; pensamos que sólo hasta que la mujer despierte el sentido de su propia responsabilidad en todas las líneas del esfuerzo humano, y especialmente en las líneas de su campo especial, el de la reproducción de la raza, será poco cualquier adelanto genuino hacia una civilización más alta y verdadera.
 Y aquí nos cuenta el porqué del llamar Lucifer a su periódico.
Lucifer, el nombre antiguo de la estrella de la mañana, ahora llamado Venus, nos parece un apodo singular para un diario cuya misión es traer la luz a los que habitan en la oscuridad.

 Sufrió durante más de seis años penas de cárcel por decir que las relaciones sexuales forzadas dentro del matrimonio tenían que considerarse una violación. En una época, finales del siglo XIX principios del XX, en el que la mujer y su cuerpo eran considerados propiedad del hombre, Moses decía que todos los seres humanos tenían que ser libres. Le fue aplicada la Ley Comstock, ley hecha por los hombres para defender, no los derechos, sino los abusos de los hombres contra las mujeres y contra otros hombres más lúcidos. Y como consecuencia recibió 216 denuncias. Durante el resto de su vida sufrió acoso judicial y legal. Incluso a los setenta y cinco años tuvo que ingresar en la cárcel y realizar trabajos forzados, de esos de pico y pala.
Un abrazo a MosesHarman y a todos los que escribieron en su periódico para defender nuestros derechos.
Y un desabrazo y un buen cardo para Comstock y su ley, aparentemente hecha contra el vicio, pero que no fue más que un intrumento de represión contra la cultura, la libertad y los derechos humanos.
Apenas hay información en español sobre Moses Harman, aunque en el buscador se puede encontrar en inglés fragmentos de publicaciones de su periódico.

Patricia Sánchez-Cutillas



jueves, 10 de septiembre de 2015

Taller de escritura ¿Te gusta escribir?



Os presento mi libro ¿Te gusta escribir? Tiene temas como escribir a través de los colores, utilizar los sueños para narrar, los bestiarios, los personajes... Mañana os pondré algunas páginas por si os apetece leerlas

http://www.talleresdeescrituracreativa.es
http://www.litarot.es




miércoles, 9 de septiembre de 2015

Escritoras peligrosas: Concepción Arenal

Concepción Arenal fue una escritora peligrosa. Mientras en el siglo XIX los hombre más eruditos de España prohibían la educación a los mujeres, sobre todo las educación universitaria, e intentaban adivinar porqué la mujer era intelectualmente inferior al hombre, Concepción Arenal se cortó el pelo, se vistió de hombre y se matriculó en Derecho. Fue uno de los abogados más importantes de la historia y sin embargo apenas se le nombra en los libros de texto. Defendió el derecho de los presos y el de las presas que estaban en un escalafón aún más bajo, algo que nadie volvió a tener en cuenta hasta los años setenta. Su obra La mujer del porvenir es una de las más interesantes que tiene. En ella denuncia ese sistema que niega la educación a la mujer y que la condena, si no se casa, a la pobreza. Os recomiendo este libro porque analiza y desmenuza el perfil de una mujer costreñida en una educación destinada a convertirla en una ignorante y, sobre todo, en una mezquina. Cuando leáis esta obra entenderéis aún mejor el carácter de Madame Bovary o de la Regenta.

Aquí teneís algunos párrafos de ese libro. Lo podéis conseguir en wikisource

 https://es.wikisource.org/wiki/La_mujer_del_porvenir:_2


Si la ley civil, mira a la mujer como un ser inferior al hombre, moral e intelectualmente considerada, ¿por qué la ley criminal le impone iguales penas cuando delinque? ¿Por qué para el derecho es mirada como inferior al hombre, y ante el deber se la tiene por igual a él? ¿Por qué no se la mira como al niño que obra sin discernimiento, o cuando menos como al menor? Porque la conciencia alza su voz poderosa y se subleva ante la idea de que el sexo sea un motivo de impunidad: porque el absurdo de la inferioridad moral de la mujer toma aquí tales proporciones que le ven todos: porque el error llega a uno de esos casos en que necesariamente tiene que limitarse a sí mismo, que transigir con la verdad y optar por la contradicción. Es monstruosa la que resulta entre la ley civil y la ley criminal; la una nos dice: «Eres un ser imperfecto; no puedo concederte derechos.» La otra: «Te considero igual al hombre y te impongo los mismos deberes; si faltas a ellos, incurrirás en idéntica pena.»
La mujer más virtuosa e ilustrada se considera por la ley como inferior al hombre más vicioso e ignorante, y ni el amor de madre, ¡ni el santo amor de madre!, cuando queda viuda, inspira al legislador confianza de que hará por sus hijos tanto como el hombre. ¡Absurdo increíble!2
Es tal la fuerza de la costumbre, que saludamos todas estas injusticias con el nombre de derecho.
Podríamos recorrer la órbita moral y legal de la mujer y hallaríamos en toda ella errores, contradicciones e injusticias. La mitad del género humano, la que más debiera contribuir a la armonía, se ha convertido por el hombre en un elemento de desorden, en un auxiliar del caos, de donde salen antagonismos y luchas sin fin.
Los problemas de la mujer en sus relaciones con el hombre y con la sociedad, están siempre más o menos fuera de la ley lógica. ¿Es esto razonable?, ¿es racional siquiera? No hay más que una razón, una lógica, una verdad. El que quiera introducir la pluralidad donde la unidad es necesaria, introduce la injusticia y con ella la desventura.
Si supiera el hombre que nunca se equivoca impunemente, buscaría el acierto con mayor solicitud. Nosotros, que tenemos esta íntima persuasión, procuraremos desvanecer los errores que existen con respecto a la mujer. Tal es el objeto del presente escrito.

La mujer del porvenir, Concepción Arenal