miércoles, 25 de enero de 2017

Virginia Woolf - Una habitación propia

UNA HABITACIÓN PROPIA

EL ENSAYO

El ensayo procede del género epidíctico de la antigua oratoria grecorromana. Se caracteriza por ser tema libre, y utiliza un estilo sencillo, natural y amistoso. Es subjetivo y a veces tiene un tono de charla personal como si el autor o autora expresara una serie de ideas ante un grupo de amigos.

En él se pueden mezclar citas, recuerdos, anécdotas… A veces es asistemático, no sigue ningún orden preestablecido y va dirigido a un público amplio. Su objetivo no es informar, sino convencer.

Del ensayo a veces se ha dicho que está entre la didáctica y la poesía y la poetización del saber.


UNA HABITACIÓN PROPIA

Entre gran obra y gran obra Virginia escribió una serie de libros a los que llamó libros de vacaciones. Lo hacía por divertimento y para relajarse. Los escribía en muy poco tiempo, muy libremente y sin esa tensión que le suponía tener un compromiso literario. Curiosamente, estos libros de vacaciones fueron los que más dinero le acabaron dando.

Una habitación propia es un ensayo que nace de un reto. Era una época en la que aún se debatía el bajo nivel intelectual de las mujeres respecto a los hombres. Había infinidad de obras sobre este tema sin el suficiente talento para pasar a la historia de la literatura. Un amigo escritor le dijo que le nombrara mujeres que hubieran destacado por su actividad artística. Virginia aceptó el reto y preparó dos conferencias que dio en 1928 en Cambridge. El tema era Las mujeres y la narrativa. Un año más tarde, basándose en el material con el que preparó esa conferencia escribió Una habitación propia.

Virginia empezó a investigar sobre las mujeres y la narrativa. Pero se dio cuenta de que tenía que cambiar de rumbo. No podía enfocar la obra sobre el número de mujeres que habían escrito narrativa, que era mucho menor que el de hombres, sino en por qué las mujeres no lo habían hecho.

Investigando denunció la situación de inferioridad que ha sufrido la mujer en la civilización occidental. Llegó a la conclusión de que toda mujer necesita una habitación propia y una renta si quiere se escritora y, por supuesto, que hubiera igualdad en la educación.

Fue la primera vez que se planteó la ausencia de escritoras en la literatura por razones como la estructura social, las circunstancias personales y la mentalidad.

En esta obra trata la situación de la mujer, la mente del artista, la inteligencia creadora y el talento. Y llega a estas conclusiones:

-Las mujeres son pobres.
-Los hombres son los que escriben la historia y, por tanto, todo se reduce a batallas, política y juegos de poder.
-Informarse sobre la realidad cotidiana, sobre la sociología de otras épocas, es imposible.


COMENTARIOS Y CITAS SOBRE UNA HABITACIÓN PROPIA


El contenido principal del libro es que las mujeres para escribir narrativa, para destacar en el mundo creativo en general necesitan dos cosas: dinero y una habitación propia.

Virginia cuenta que su tía se cayó del caballo y se mató. Le dejó una herencia que le proporcionaba 500 libras al año y eso le permitió escribir.

La noticia de mi herencia me llegó una noche, más o menos al mismo tiempo que se aprobaba una ley que les concedía el voto a las mujeres. Una carta de un notario cayó en mi buzón y al abrirla me encontré con que mi tía me había dejado quinientas libras al año hasta el resto de mis días. De las dos cosas —el voto y el dinero—, el dinero, lo confieso, me pareció de mucho la más importante
Tengo asegurados para siempre la comida, el cobijo y el vestir. Por tanto, no sólo cesan el esforzarse y el luchar, sino también el odio y la amargura. No necesito odiar a ningún hombre; no puede herirme. No necesito halagar a ningún hombre; no tiene nada que darme.


La escritora analiza por qué a principios del XIX ya empiezan las figuras de las novelistas (Austen, las Brontë…) y por qué se inclinan hacia la novela, y no exploran el mundo del teatro o la poesía. Según Virginia, en las casas burguesas solo había una sala común. No podían escribir más que allí. Y además, las interrumpían continuamente.

El sobrino de Jane Austen comentaba que esta escribía en la sala de estar y que era interrumpida continuamente por las visitas. Si la visita no era del círculo familiar, escondía su manuscrito.

Esta falta de una habitación propia y sus interrupciones también van acompañadas de algo más. Las mujeres no podían ir solas por la calle, ni viajar, ni ver mundo… El mundo de la mujer era el de la sala de estar y esto se refleja en sus obras. En sus mundos, la sala de estar, la mayor formación que recibía una escritora consistía en el del análisis de las emociones. Y el campo más apropiado para exponer ese análisis de las emociones es la novela. Esa es la razón, según Virginia, por la que no se dedicaron a otros ámbitos de la literatura o por la que nunca pudieran escribir novelas tan mundanas como Guerra y paz de Tolstoi.

Otro motivo por el que la mujer ha escogido la novela es porque este es un género nuevo, la novela es blanda en sus manos. La poesía, épica o teatro ya tiene una gran tradición masculina.

Ese patriarcado que impide a las mujeres viajar solas y moverse solas, también se manifiesta en la cantidad de libros que los hombres dedican a las mujeres tratándolas con inferioridad. Intenta investigar cuál es la razón de ello y llega a la conclusión de que para hacer cosas importantes hay que empezar por generar la confianza en uno mismo. La manera más rápida de generar esa confianza, la menos trabajosa, es creer que los demás son inferiores a nosotros.

Durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre de tamaño doble del natural.


Y luego añade:

Sea cual fuere su uso en las sociedades civilizadas, los espejos son imprescindibles para toda acción violenta o heroica. Por eso, tanto Napoleón como Mussolini insisten tan marcadamente en la inferioridad de las mujeres, ya que si ellas no fueran inferiores, ellos cesarían de agrandarse. Así queda en parte explicado que a menudo las mujeres sean imprescindibles a los hombres. Y también así se entiende mejor por qué a los hombres les intranquilizan tanto las críticas de las mujeres; por qué las mujeres no les pueden decir este libro es malo, este cuadro es flojo o lo que sea sin causar mucho más dolor y provocar mucha más cólera de los que causaría y provocaría un hombre que hiciera la misma crítica.




Virginia Woolf defiende que los hombres han escrito su propia historia. Hablaban de hechos, guerras, cámaras de los comunes… Pero no hacen ninguna referencia ni a las mujeres ni a la vida cotidiana. 


Patricia Sánchez-Cutillas

domingo, 15 de enero de 2017

Mitología para curiosos, de Patricia Sánchez-Cutillas


Aquí os pongo unas líneas de mi libro Mitología para curiosos

En concreto sobre la interpretación del mito de Psique y Eros.

La influencia del mito en algunas obras literarias

Psique y Eros procede de la literatura oral pero fue recogida por Apuleyo en su obra El asno de oro.
El asno de oro narra las aventuras de Lucio, un joven de clase alta obsesionado con la magia. La práctica de la magia le lleva a convertirse en burro cuando estaba intentado convertirse en ave. Con su nueva forma, Lucio puede conocer los bajos fondos de la sociedad greco-romana. La novela es divertida e irreverente y a la vez nos descubre el mundo de los esclavos y los desarraigados de la sociedad. Es un anticipo de la novela picaresca, ya que es la primera obra del mundo greco-romano que nos habla de las malas condiciones de vida de las clases bajas.

Al argumento principal son las aventuras de Lucio y en ellas están hilvanadas otras narraciones como la historia de Psique y Eros. Lucio, ya convertido en burro, está al servicio de unos ladrones que han raptado a una joven rica. La cocinera de los secuestradores, para entretener a la joven, le cuenta la historia de Psique y Eros y Lucio, desde su condición de animal, la escucha.
Este mito, a pesar de su antigüedad, pervive hasta hoy; no solo la historia en su forma más pura sino con los distintos disfraces que toma.

Cumbres borrascosas recoge el mito de Psique y Eros. Es la historia de una pasión amorosa, desde sus comienzos en la infancia hasta más allá de la vida, una vez muertos. Catherine Earnshaw vive desde pequeña con un niño que su padre ha recogido, llamado Heathcliff. Ambos se crían juntos y el amor crece con ellos. Pero cuando llegan a la juventud, Catherine escoge a otro hombre para casarse, a Linton. Piensa que va a ser más feliz con él, ya que le proporciona una vida estable, con cierto nivel económico y social. Catherine ha negado la dimensión espiritual de sus sentimientos por Heathcliff, lo ha traicionado y se ha traicionado a sí misma. Entenderá, demasiado tarde, que junto a Linton jamás podrá ser feliz.
Catherine Earnshaw llega a decir:

No sé de qué están hechas las almas, pero sí sé que la suya y la mía son exactas; y la de Linton, sin embargo, es diferente, tanto como el abismo que separa a un rayo de luna de un relámpago o a la escarcha del fuego". "Nelly, ¡yo soy Heathcliff! Está siempre en mis pensamientos: no es que sea un placer mayor que el que soy yo para mí misma, es simplemente parte de mi ser.


Cumbres borrascosas, Emily Brontë

Catherine morirá pronto. Y Heathcliff decide vengarse en los descendientes de las dos familias que le han hecho tan desgraciado y que le han negado el amor de ella.

Heathcliff fracasará en su intento de acabar con los Earnshaw y los Linton, representantes respectivamente de la pasión destructiva y la mansedumbre en claro paralelismo con sus casas: Cumbres borrascosas, en el páramo, y la Granja de tordos, en el valle. Muerto Heathcliff, la naturaleza, que antes ha mostrado su capacidad destructiva, exhibirá ahora su capacidad regeneradora, y el amor tendrá una nueva oportunidad.

El amor y la literatura, Martín Casariego Córdoba

Heathcliff siente que no puede vengarse, muere y va a reunirse con Catherine. Heathcliff representa en la obra la parte destructiva de Afrodita: el rencor, la venganza, la soberbia... Pero esta diosa, como ya hemos dicho, también es la conciliación de los contrarios. Al final, la historia termina con el amor: el amor de los dos jóvenes en la Tierra y el amor de Catherine y Heathcliff, ya muertos, pero que ya ha adquirido una comprensión y una dimensión espiritual.

En Ana Karenina, Tolstói nos muestra una relación parecida a la de Psique y Eros: el amor entre Kitty y su marido. Kitty tiene que superar su pasión por el Conde Vronsky para darse cuenta de que está enamorada de otro hombre. Paralela a esta relación aparece la de Ana Karenina con el Conde Vronsky. Es una relación basada en la pasión física. Ella lo da todo por él. Pero Vronsky, al igual que Eros en el momento de su huida, no está preparado para tanto compromiso, aún es inmaduro. Mientras a Ana le cierran todas las puertas de los salones de la alta sociedad porque ha abandonado a su marido por el Conde, Vronsky sigue haciendo su vida social y no apoya a la mujer que se supone que ama. Ana, sola y sin ninguna otra salida, acaba tirándose a la vía del tren. Él comprenderá, ya demasiado tarde, lo que ha perdido.

En La dama de las camelias, de Alejandro Dumas (hijo) también se puede encontrar este mito. Margarita es una cortesana acostumbrada al lujo. El joven Armando Duval se enamora de ella y le pide que se vayan a vivir juntos. Margarita, en este caso Eros, acepta el compromiso de amor y renuncia a lo material, ya que Armando no dispone de mucho dinero. El padre de Armando se presenta ante Margarita, sin que él lo sepa, para pedirle que deje a Armando. Margarita hace su renuncia por amor. La historia se queda en el Hades, en el infierno, no evoluciona a un final feliz, porque Margarita muere.

La diosa Afrodita

En la historia de amor de Psique y Eros, Afrodita, el tercer personaje, aparece en la historia casi con más frecuencia que Eros.

Afrodita es la diosa de la belleza y del amor. Simboliza la fuerza del amor sin ningún límite social o moral. Es una fuerza que arrastra, que no es estable ni duradera.

Una vez al año, tanto ella como el resto de las diosas se bañaban en la Laguna Estigia y recuperaban su virginidad. Esto simbolizaba que ninguna de las aventuras pasadas les había dejado huella, y también que recuperaban el poder y la independencia emocional.
Todas las diosas eran hermosas. Lo que diferenciaba a Afrodita de las demás era la gracia, el encanto. Ella tenía un ceñidor mágico que la hacía irresistible. Las otras diosas se lo pedían prestado con frecuencia para recuperar el amor de sus parejas.
Es la única diosa griega a la que se puede ver desnuda.



Mitología para curiosos, Patricia Sánchez-Cutillas