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miércoles, 8 de marzo de 2017

MI APORTACIÓN EN LA LUCHA CONTRA LOS MALOS TRATOS


Hoy Día Internacional de la Mujer os pongo aquí el comienzo de mi novela "La voz empedrada". Está basada en el maltrato machista y en las dificultades que puede encontrar una mujer maltratada con la justicia. Mi pequeña aportación como escritora contra los malos tratos:



Si quieres matar al juez González Resadas, tendrás que dejar pronto al niño en la guardería alrededor de las nueve y media de la mañana. El juez toma café todos los miércoles a las diez en punto en un bar de la plaza de Castilla junto a la boca de Metro. Sabes que no hay transporte mejor en Madrid que el público, sobre todo cuando se tiene que asesinar a alguien. Coges el azucarillo y lo introduces en el bolso. Tienes que sacar al niño del triciclo y ponerle la camiseta. Se resiste, como todas las mañanas, y te enfadas. Aún así a las nueve y media en punto el niño ya está en la guardería. La línea azul siempre te ha parecido triste. Sobre todo a partir de Cuatro Caminos, cuando la muchedumbre de pasajeros se depura y solo quedan entre los oficinistas algunos delincuentes misérrimos que se dirigen a los juicios. Esperas un poco a unos metros de la cafetería, junto al quiosco de la Once. Enseguida lo divisas, acompañado, como no, de una veinteañera con mechas embutida en un traje de chaqueta, y se meten en el local. Entras. La cafetería está llena de gente, hace calor y se oye bullicio. Ves cómo la frente mezquina del juez navega sobre las cabezas, más que por alta por erguida, y llega en pocas brazadas a la barra. Allí se abre sitio y su acompañante se coloca a su izquierda. Tú también te haces sitio en la barra y te colocas a la derecha de la pareja. Te apresuras para que te den antes que a ellos un café con leche, que enseguida te ponen sobre la barra. El juez pregunta algo a la chica y, obviamente, es él quien habla con el camarero. Al cabo de un minuto les han puesto sobre la vitrina dos tazas, una con café con leche y otra, la de él, de café solo. Café amargo, piensas, como tus sentencias. 

Él te da la espalda para hablar o impresionar a su acompañante. Le cambias su azucarillo por el que acabas de sacar del bolso. Él no se da ni cuenta, tan entretenido está en escucharse a sí mismo. Pasa la taza correspondiente a la joven sin dejar de hablar. Luego coge su café, rasga el papel del sobre y vierte su contenido. Tú decides en ese momento que, a pesar de todo, disfrutarás del desayuno. La ola de calor de estos días no justifica el uso de tus guantes blancos. Pero la elegancia de tu conjunto verde de loewe, un tanto extravagante, los hace posibles. Cuando ves que el juez tira el azucarillo vacío a la papelera, te agachas para cogerlo y metértelo rápidamente en el bolso. Aprovechas que lo tienes abierto para guardar tu taza y tu cuchara en la bolsa de plástico que guardas dentro. El camarero no se ha dado cuenta. El juez empieza a beber su desayuno. Ves cómo lo apura en casi un único trago, sonríes y te diriges a la salida. El tumulto no parece reparar la atención en ti. De repente alguien chilla. Te vuelves y miras hacia la barra. La frente mezquina del juez ya no está y la veinteañera mira, asustada, al suelo. Los parroquianos pierden de repente la alegría y se oye el rumor de una sola pregunta entre los distintos grupos: ¿Qué ha pasado? Tú, desde la puerta, sonríes y te diriges al Metro. Si te das prisa, podrás hacer la compra.
—El relato corto es restar —miré a todos lo que me escuchaban—. Concebir una sola idea y ejecutarla. No tenéis que desparramaros con las descripciones ni ahondar en vuestros sentimientos. Eso hay que suprimirlo. Como decía Pardo Bazán, el relato es un dardo que va directamente a la diana. Los alumnos seguían silenciosos mientras tomaban apuntes. Solo llevaban un par de clases del intensivo de verano y aún no se atrevían a opinar. —Es como la vida.


La voz empedrada, Patricia Sánchez-Cutillas

miércoles, 25 de enero de 2017

Virginia Woolf - Una habitación propia

UNA HABITACIÓN PROPIA

EL ENSAYO

El ensayo procede del género epidíctico de la antigua oratoria grecorromana. Se caracteriza por ser tema libre, y utiliza un estilo sencillo, natural y amistoso. Es subjetivo y a veces tiene un tono de charla personal como si el autor o autora expresara una serie de ideas ante un grupo de amigos.

En él se pueden mezclar citas, recuerdos, anécdotas… A veces es asistemático, no sigue ningún orden preestablecido y va dirigido a un público amplio. Su objetivo no es informar, sino convencer.

Del ensayo a veces se ha dicho que está entre la didáctica y la poesía y la poetización del saber.


UNA HABITACIÓN PROPIA

Entre gran obra y gran obra Virginia escribió una serie de libros a los que llamó libros de vacaciones. Lo hacía por divertimento y para relajarse. Los escribía en muy poco tiempo, muy libremente y sin esa tensión que le suponía tener un compromiso literario. Curiosamente, estos libros de vacaciones fueron los que más dinero le acabaron dando.

Una habitación propia es un ensayo que nace de un reto. Era una época en la que aún se debatía el bajo nivel intelectual de las mujeres respecto a los hombres. Había infinidad de obras sobre este tema sin el suficiente talento para pasar a la historia de la literatura. Un amigo escritor le dijo que le nombrara mujeres que hubieran destacado por su actividad artística. Virginia aceptó el reto y preparó dos conferencias que dio en 1928 en Cambridge. El tema era Las mujeres y la narrativa. Un año más tarde, basándose en el material con el que preparó esa conferencia escribió Una habitación propia.

Virginia empezó a investigar sobre las mujeres y la narrativa. Pero se dio cuenta de que tenía que cambiar de rumbo. No podía enfocar la obra sobre el número de mujeres que habían escrito narrativa, que era mucho menor que el de hombres, sino en por qué las mujeres no lo habían hecho.

Investigando denunció la situación de inferioridad que ha sufrido la mujer en la civilización occidental. Llegó a la conclusión de que toda mujer necesita una habitación propia y una renta si quiere se escritora y, por supuesto, que hubiera igualdad en la educación.

Fue la primera vez que se planteó la ausencia de escritoras en la literatura por razones como la estructura social, las circunstancias personales y la mentalidad.

En esta obra trata la situación de la mujer, la mente del artista, la inteligencia creadora y el talento. Y llega a estas conclusiones:

-Las mujeres son pobres.
-Los hombres son los que escriben la historia y, por tanto, todo se reduce a batallas, política y juegos de poder.
-Informarse sobre la realidad cotidiana, sobre la sociología de otras épocas, es imposible.


COMENTARIOS Y CITAS SOBRE UNA HABITACIÓN PROPIA


El contenido principal del libro es que las mujeres para escribir narrativa, para destacar en el mundo creativo en general necesitan dos cosas: dinero y una habitación propia.

Virginia cuenta que su tía se cayó del caballo y se mató. Le dejó una herencia que le proporcionaba 500 libras al año y eso le permitió escribir.

La noticia de mi herencia me llegó una noche, más o menos al mismo tiempo que se aprobaba una ley que les concedía el voto a las mujeres. Una carta de un notario cayó en mi buzón y al abrirla me encontré con que mi tía me había dejado quinientas libras al año hasta el resto de mis días. De las dos cosas —el voto y el dinero—, el dinero, lo confieso, me pareció de mucho la más importante
Tengo asegurados para siempre la comida, el cobijo y el vestir. Por tanto, no sólo cesan el esforzarse y el luchar, sino también el odio y la amargura. No necesito odiar a ningún hombre; no puede herirme. No necesito halagar a ningún hombre; no tiene nada que darme.


La escritora analiza por qué a principios del XIX ya empiezan las figuras de las novelistas (Austen, las Brontë…) y por qué se inclinan hacia la novela, y no exploran el mundo del teatro o la poesía. Según Virginia, en las casas burguesas solo había una sala común. No podían escribir más que allí. Y además, las interrumpían continuamente.

El sobrino de Jane Austen comentaba que esta escribía en la sala de estar y que era interrumpida continuamente por las visitas. Si la visita no era del círculo familiar, escondía su manuscrito.

Esta falta de una habitación propia y sus interrupciones también van acompañadas de algo más. Las mujeres no podían ir solas por la calle, ni viajar, ni ver mundo… El mundo de la mujer era el de la sala de estar y esto se refleja en sus obras. En sus mundos, la sala de estar, la mayor formación que recibía una escritora consistía en el del análisis de las emociones. Y el campo más apropiado para exponer ese análisis de las emociones es la novela. Esa es la razón, según Virginia, por la que no se dedicaron a otros ámbitos de la literatura o por la que nunca pudieran escribir novelas tan mundanas como Guerra y paz de Tolstoi.

Otro motivo por el que la mujer ha escogido la novela es porque este es un género nuevo, la novela es blanda en sus manos. La poesía, épica o teatro ya tiene una gran tradición masculina.

Ese patriarcado que impide a las mujeres viajar solas y moverse solas, también se manifiesta en la cantidad de libros que los hombres dedican a las mujeres tratándolas con inferioridad. Intenta investigar cuál es la razón de ello y llega a la conclusión de que para hacer cosas importantes hay que empezar por generar la confianza en uno mismo. La manera más rápida de generar esa confianza, la menos trabajosa, es creer que los demás son inferiores a nosotros.

Durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre de tamaño doble del natural.


Y luego añade:

Sea cual fuere su uso en las sociedades civilizadas, los espejos son imprescindibles para toda acción violenta o heroica. Por eso, tanto Napoleón como Mussolini insisten tan marcadamente en la inferioridad de las mujeres, ya que si ellas no fueran inferiores, ellos cesarían de agrandarse. Así queda en parte explicado que a menudo las mujeres sean imprescindibles a los hombres. Y también así se entiende mejor por qué a los hombres les intranquilizan tanto las críticas de las mujeres; por qué las mujeres no les pueden decir este libro es malo, este cuadro es flojo o lo que sea sin causar mucho más dolor y provocar mucha más cólera de los que causaría y provocaría un hombre que hiciera la misma crítica.




Virginia Woolf defiende que los hombres han escrito su propia historia. Hablaban de hechos, guerras, cámaras de los comunes… Pero no hacen ninguna referencia ni a las mujeres ni a la vida cotidiana. 


Patricia Sánchez-Cutillas

viernes, 21 de octubre de 2016

Libertad, poema de Carolina Coronado


Libertad
de Carolina Coronado

Risueños están los mozos,
gozosos están los viejos
porque dicen, compañeras,
que hay libertad para el pueblo.
Todo es la turba cantares,
los campanarios estruendo,
los balcones luminarias,
y las plazuelas festejos.
Gran novedad en las leyes,
que, os juro que no comprendo,
ocurre cuando a los hombres
en tal regocijo vemos.
Muchos bienes se preparan,
dicen los doctos al reino,
si en ello los hombres ganan
yo, por los hombres, me alegro;
Mas, por nosotras, las hembras,
ni lo aplaudo, ni lo siento,
pues aunque leyes se muden
para nosotras no hay fueros.
¡Libertad! ¿qué nos importa?
¿qué ganamos, qué tendremos?
¿un encierro por tribuna
y una aguja por derecho?
¡Libertad! ¿de qué nos vale
si son los tiranos nuestros
no el yugo de los monarcas,
el yugo de nuestro sexo?
¡Libertad! ¿pues no es sarcasmo
el que nos hacen sangriento
con repetir ese grito
delante de nuestros hierros?
¡Libertad! ¡ay! para el llanto
tuvímosla en todos tiempos;
con los déspotas lloramos,
con tributos lloraremos;
Que, humanos y generosos
estos hombres, como aquellos,
a sancionar nuestras penas
en todo siglo están prestos.
Los mozos están ufanos,
gozosos están los viejos,
igualdad hay en la patria,
libertad hay en el reino.
Pero, os digo, compañeras,
que la ley es sola de ellos,
que las hembras no se cuentan
ni hay Nación para este sexo.
Por eso aunque los escucho
ni me aplaudo ni lo siento;
si pierden ¡Dios se lo pague!
y si ganan ¡buen provecho!

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lunes, 10 de octubre de 2016

Poemas de Emily Dickinson

Aquí tenéis los poemas de esta poeta estadounidense


Cuán dulces, querúbicas criaturas son estas nobles damas
antes de atacar a las pelusas
o de violar a una estrella.
Esas algodonosas convicciones
un horror tan refinado
de la naturaleza humana maculada
de la deidad avergonzada.

Es una gloria tan común
un título de pescador
la redención, frágil señora,
estar tan avergonzada de Ti.
(c. 1862)



Solamente saber cuánto sufrió sería un don querido
saber si había ojos humanos cerca
a quienes poder confiarle Su mirada vacilante
hasta que la posara ampliamente en el Paraíso.
Saber si fue paciente, contento en parte
si morir fue como lo había pensado o diferente
si fue un día agradable para morir
y si la luz del sol iluminó Su camino.
Cuál fue su último pensamiento: el hogar o Dios
o lo que dirá el Distante
al enterarse de que terminó Su naturaleza humana
aquel día.
Y Sus deseos —si tuvo alguno—
apenas su suspiro subrayado
hubiese sido legible para mí
y si sintió confianza hasta
que la enfermedad dalió revoloteando de la Fuente Inagotable.
Y si habló, cuál nombre fue el mejor
cuál el útimo
cuál el que se rompió con Él
cuál el más adormecido.
Tuvo miedo o estuvo tranquilo
llegó a saber
cómo pudo crecer la conciencia consciente
hasta que el amor que fue, y el amor demasiado bello para ser
se unieron, y la unión fue eternidad.
(c. 1862)
(Traducción de Marcelo Dos Santos)
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lunes, 12 de septiembre de 2016

Clarice Lispector, la escritora que no quiso ser solo esposa

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Chaiuya Pinkhasovna Lispector, conocida como Clarice Lispector, de origen judío, nació en Ucrania el 10 de diciembre de 1920 y murió en Río de Janeiro en 1977. Es considerada una de las más importantes escritoras brasileñas del siglo XX.
Ella misma definió su manera de escribir como un no estilo. Escribió relatos, novelas, libros infantiles, poemas. Pertenece a la generación brasileña del 45 y a la tercera fase del modernismo.

Cuando era niña vivió una tragedia familiar: su madre murió de sífilis. La había contraído por haber sido violada por soldados rusos.

En 1939 Clarice comenzó a estudiar Derecho y también a escribir para revistas y periódico. A los 21 años publico Cerca del corazón salvaje.

Siendo estudiante se casó con un diplomático del que se separó en 1959. Se sentía encasillada en lo que tenía que ser por entonces la vida de una esposa.


Cuando aún era una estudiante, conoció a su futuro marido, el diplomático Maury Gurgel Valente. Durante el matrimonio se sintió encasillada en lo que tenía que ser por entonces la vida de una esposa.Por el trabajo de su marido, tuvo que viajar bastante. Tenía que llevar una vida social muy intensa. A veces no tenía tiempo ni para leer ni para escribir nada en un mes. Ella definió la vida de diplomática como una larga tarde de domingo. En algunas cartas a amigos, ella misma escribió:
En todo este mes de viaje, no he realizado nada, ni leído, ni nada. Soy completamente Clarice Gurgel Valente.
¿Has visto como un toro cansado se transforma en buey

Se separó de él en 1959.

En 1963 publicó la que es considerada su obra maestra, La pasión según G.H., escrita en tan solo algunos meses.

En 1966 tuvo un accidente que influyó el resto de su vida. Se quedó dormida con un cigarrillo en la boca a altas horas de la madruga y esto provocó un incendió que quemó todo su cuarto. Los médicos estuvieron a punto de amputar su mano derecha, aunque al final no fue necesario pero no recuperó la movilidad.
En la época de los sesenta publicaba una columna de consejos femeninos en la revista Sólo para Mujeres, aunque ella era una mujer que no se manejaba bien como ama de casa. Su hijo, Paulo Gurgel, nos deja este testimonio:


La recuerdo con una máquina de escribir en su regazo, tecleando absorta en medio del salón principal de la casa entre los ruidos de los niños, el teléfono o la empleada. Por tanto, no tenía nada de escritora maldita que necesitaba aislarse del mundo para encontrar la inspiración.

Esta es una de sus reflexiones sobre el acto de escribir:

Escribir es una maldición que salva. Es una maldición porque obliga y arrastra, como un vicio penoso del cual es imposible librarse. Y es una salvación porque salva el día que se vive y que nunca se entiende a menos que se escriba.

¿El proceso de escribir es difícil? Es como llamar difícil al modo extremadamente prolijo y natural con que es hecha una flor.
No puedo escribir mientras estoy ansiosa, porque hago todo lo posible para que las horas pasen. Escribir es prolongar el tiempo, dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.

Escribir es usar la palabra como carnada, para pescar lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra, la entrelínea, muerde la carnada, algo se escribió. Una vez que se pescó la entrelínea, con alivio se puede echar afuera la palabra.


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viernes, 3 de junio de 2016

La Sheriff literaria, Pájaros ciegos

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Abrimos la sección de reseñas. Nuestra colaboradora, La Sheriff Literaria nos da su valoración de la novela Pájaros muertos.

Las sheriff literaria recorre solitaria las vastas llanuras de Google, Opera, Mozilla, Chrome y demás; los infinitos estantes de las bibliotecas y las mesas concupiscentes de las librerías. Olfatea las tramas, denuncia el plagio, lucha contra la desigualdad, escarnece la mediocridad mercantilista y sigue a su intuición hasta dar con los tesoros literarios que se puede encontrar solo en algunos libros. Odiada por algunos y querida por aquellos que buscan la calidad literaria, su lucha más encarnizada es contra la desigualdad y el olvido de una especie que ha existido durante siglos escondida en la sociedad; una especie ninguneada, vapuleada, asesinada por la inquisición, quemada por bruja, repudiada, sobrecargada de trabajo para no tener ni un momento en la vida para estar consigo misma, acusada de tonta, de débil y, a veces, maltratada. La especie de: la escritora.


Pájaros ciegos, de Ursula Poznanski

468 páginas. Con 100 páginas menos sería una novela estupenda.
Esta historia está bien para entretenerse. Una novela policíaca protagonizada por la inspectora Beatriz Kaspary. Cumple todos los requisitos para ser una super mujer: policía y madre, le encanta su trabajo, su ya ex marido tienes celos por su dedicación al trabajo y la intenta manipular y que se sienta culpable. Algo que afortunadamente no ocurre, y su compañero de trabajo, que debe de ser bastante atractivo, Florín, empieza a echarle sutilmente los tejos. El marco, bien, entretenido.

La historia, que ocurre en Salzburgo, trata sobre un grupo de facebook amante de la poesía. Lo más interesante, más que la trama, es la dinámica del grupo de y sus mensajes a través del lenguaje encriptado de la poesía y el visual de la fotografía. Me han gustado las luchas por el protagonismo y las competencias entre ellos. La mayoría del grupo acaba conociéndose en un entierro

En cuanto a la trama, puntos interesantes, pero con demasiados ingredientes para mi gusto. La historia se remonta muy atrás y entronca con la guerra de los Balcanes. Algo reivindicativo, solidario y, por tanto, encomiable, pero al lector le resulta un tanto sospechosa esa segunda historia tan sumergida, sin apenas indicios a lo largo de la novela. Un lector avispado no la acaba de intuir. El argumento pide menos ingredientes en la trama y más psicología en los personajes.
De todos modos, se puede recomendar para el verano, sobre todo para viajes de tren o de largas esperas de aeropuerto.

La Sheriff Literaria

domingo, 1 de mayo de 2016

El Día de la Madre

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La creadora del Día de la Madre

Se puede decir que la escritora Julia Ward Howe fue la creadora del Día de la Madre, que se celebra en casi todos los países del mundo aunque con distintas fechas. Julia lo hizo para promover la paz. Era feminista, sufragista y abolicionista y en 1870 escribió esta proclama del Día de la Madre. Aquí tenéis el poema que dio origen a la fiesta y que no tiene nada que ver con las celebraciones actuales.

"¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, ya sea su bautismo de agua o de lágrimas! Digan con firmeza: '’No permitiremos que grandes asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras apestando a matanzas, en busca de caricias y aplausos.


No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país para permitir que nuestros hijos se entrenen para herir a los suyos. ’’

Desde el seno de la tierra devastada, una voz se alza con la nuestra. Dice '¡Desarma! ¡Desarma!' La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión".

Así como los hombres a menudo han dejado arado y yunque por el llamamiento a la guerra, que las mujeres ya dejen todo lo que queda de su hogar para un día grande y serio de consejo. Que se reúnan primeramente, como mujeres, para conmemorar y llorar por los muertos. Que se aconsejen solemnemente de la manera en la que la gran familia humana pueda vivir en paz, cada uno llevando en su tiempo la impresión sagrada, no de César, sino de Dios.

"En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales y la gran causa universal de la paz.


Taller de escritura creativa Patricia Sánchez-Cutillas

patricia@talleresdeescrituracreativa.es
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Julia Ward Howe, the original advocate for the holiday we know today as MotherJulia Ward Howe (1819-1910)

domingo, 11 de octubre de 2015

Narraciones peligrosas: Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós

Benito Pérez Galdós denuncia en Fortunata y Jacinta la vulnerabilidad en la que vivían las mujeres en el siglo XIX, sobre todo las pobres. Por un lado nos cuenta las aventuras amorosas de hombres como Juanito Santa Cruz, que puede llegar al matrimonio habiendo tenido anteriormente amantes sin que nadie cuestione su honorabilidad. Sin embargo, cuando Maximiliano, el estudiante a boticario, quiere casarse con Fotunata, la familia rechaza la idea porque es una deshonra. Como este insiste, la familia decide que Fortunata pase por un período de purificación si quiere convertirse en una señora casada. Galdós nos cuenta que por entonces existían instituciones religiosas que enderezaban a las mujeres, no solo a las solteras sino también a las casadas. Los hombres casados podían tener todas las aventuras que quisieran. Pero las mujeres podían ser condenadas por sus maridos a ser encerradas por un tiempo en esa especie de correcional.
Leamos lo que le dice Nicolás, el hermano cura de Maximiliano, a Fortunata y las pruebas por las que ella tiene que pasar si se quiere casar con Maximiliano: Hay en Madrid una institución religiosa de las más útiles, la cual tiene por objeto recoger a las muchachas extraviadas y convertirlas a la verdad por medio de la oración, el trabajo y del recogimiento. Unas, desengañadas de la poca sustancia que se saca al deleite, se quedan allí para siempre; otras salen ya edificadas, bien para casarse, bien para servir en casas de personas respetabilísimas. Son muy pocas las que salen para volver a la perdición. También entran allí señoras decentes para expiar sus pecados, esposas ligeras de cascos que han hecho alguna trastada a sus maridos, y otras que buscan en la soledad la dicha que no tuvieron en el bullicio del mundo, (…) Bueno, usted va allí y la tenemos encerradita durante tres, cuatro meses o más. El capellán de la casa es un amigo mío, que es como si fuera yo mismo. Él le dirigirá a usted espiritualmente, puesto que no yo no puedo hacerlo, porque tengo que volverme a Toledo. Pero siempre que vuelva a Madrid he de ir a tomarle el pulso y a ver cómo anda de educación, sin perjuicio de que antes de entrar en el convento le he de dar a usted un buen recorrido de doctrina cristiana, para que no se nos vaya allá totalmente cerril. Si pasado un plazo prudencial, me resulta usted en tal disposición de espíritu que yo la crea digna de ser mi hermana política, podría quizá llegar a serlo.

Patricia Sánchez-Cutillas

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Escritoras peligrosas: Concepción Arenal

Concepción Arenal fue una escritora peligrosa. Mientras en el siglo XIX los hombre más eruditos de España prohibían la educación a los mujeres, sobre todo las educación universitaria, e intentaban adivinar porqué la mujer era intelectualmente inferior al hombre, Concepción Arenal se cortó el pelo, se vistió de hombre y se matriculó en Derecho. Fue uno de los abogados más importantes de la historia y sin embargo apenas se le nombra en los libros de texto. Defendió el derecho de los presos y el de las presas que estaban en un escalafón aún más bajo, algo que nadie volvió a tener en cuenta hasta los años setenta. Su obra La mujer del porvenir es una de las más interesantes que tiene. En ella denuncia ese sistema que niega la educación a la mujer y que la condena, si no se casa, a la pobreza. Os recomiendo este libro porque analiza y desmenuza el perfil de una mujer costreñida en una educación destinada a convertirla en una ignorante y, sobre todo, en una mezquina. Cuando leáis esta obra entenderéis aún mejor el carácter de Madame Bovary o de la Regenta.

Aquí teneís algunos párrafos de ese libro. Lo podéis conseguir en wikisource

 https://es.wikisource.org/wiki/La_mujer_del_porvenir:_2


Si la ley civil, mira a la mujer como un ser inferior al hombre, moral e intelectualmente considerada, ¿por qué la ley criminal le impone iguales penas cuando delinque? ¿Por qué para el derecho es mirada como inferior al hombre, y ante el deber se la tiene por igual a él? ¿Por qué no se la mira como al niño que obra sin discernimiento, o cuando menos como al menor? Porque la conciencia alza su voz poderosa y se subleva ante la idea de que el sexo sea un motivo de impunidad: porque el absurdo de la inferioridad moral de la mujer toma aquí tales proporciones que le ven todos: porque el error llega a uno de esos casos en que necesariamente tiene que limitarse a sí mismo, que transigir con la verdad y optar por la contradicción. Es monstruosa la que resulta entre la ley civil y la ley criminal; la una nos dice: «Eres un ser imperfecto; no puedo concederte derechos.» La otra: «Te considero igual al hombre y te impongo los mismos deberes; si faltas a ellos, incurrirás en idéntica pena.»
La mujer más virtuosa e ilustrada se considera por la ley como inferior al hombre más vicioso e ignorante, y ni el amor de madre, ¡ni el santo amor de madre!, cuando queda viuda, inspira al legislador confianza de que hará por sus hijos tanto como el hombre. ¡Absurdo increíble!2
Es tal la fuerza de la costumbre, que saludamos todas estas injusticias con el nombre de derecho.
Podríamos recorrer la órbita moral y legal de la mujer y hallaríamos en toda ella errores, contradicciones e injusticias. La mitad del género humano, la que más debiera contribuir a la armonía, se ha convertido por el hombre en un elemento de desorden, en un auxiliar del caos, de donde salen antagonismos y luchas sin fin.
Los problemas de la mujer en sus relaciones con el hombre y con la sociedad, están siempre más o menos fuera de la ley lógica. ¿Es esto razonable?, ¿es racional siquiera? No hay más que una razón, una lógica, una verdad. El que quiera introducir la pluralidad donde la unidad es necesaria, introduce la injusticia y con ella la desventura.
Si supiera el hombre que nunca se equivoca impunemente, buscaría el acierto con mayor solicitud. Nosotros, que tenemos esta íntima persuasión, procuraremos desvanecer los errores que existen con respecto a la mujer. Tal es el objeto del presente escrito.

La mujer del porvenir, Concepción Arenal